Thiago estaba esperando el colectivo con su padre en Ciudad Evita cuando un disparo de un policía impactó en su cabeza. El niño y los profesionales del Hospital de Niños de San Justo pelearon por salvarle la vida, pero finalmente murió.
La razón del disparo
Daniel Aguilar Fajardo, de 21 años, miembro de la Policía Federal Argentina, se encontraba sin uniforme y de franco, acompañado por su madre, cuando quisieron robarle 4 delincuentes y decidió disparar al menos once veces, con su pistola reglamentaria, para echarlos.
Durante el viernes, la ministra Bullrich salió a defenderlo, expresando que los culpables del disparo al niño eran las 4 personas que intentaron robar al efectivo y que este solo se había defendido. Una excusa burda para un claro uso desmedido de la fuerza represiva.
El ataque de Daniel Aguilar produjo la muerte de uno de los asaltantes, Brandon Corpus Antelo, de 18 años. A la vez, Uriel Alexis Montenovo, de 21 años, recibió un disparo en la pierna derecha. Además, Uriel Emanuel Leiva, también de 21 años, fue herido en el abdomen y permanece en estado crítico.
Bullrich y su doctrina Chocobar
Facundo Daniel Aguilar quedó detenido por exceso de legítima defensa. Sin embargo, al igual que con Chocobar, la ministra Bullrich sale a defender el accionar de los policías que actúan de manera criminal fuera de su horario.
Por eso, la ministra adelantó que el Gobierno nacional pedirá el cambio de carátula de la causa, de tentativa de robo a tentativa de homicidio. “Para nosotros, el que sale con un arma a robar sale a matar“, sentenció Bullrich.
Es claro que con un gobierno de ultraderecha como este, que da vía libre al accionar represivo, los excesos dejan de ser una excepcionalidad para convertirse en una costumbre. Exigimos justicia por Thiago y castigo al responsable. A la vez, es necesario desarmar toda esta institución acostumbrada al gatillo fácil, porque lo que mató a Thiago no fue una bala perdida, fue toda la institución.