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Mariel Fornoni: Es cool para los jóvenes decir que votan a la derecha

A pocos meses de las elecciones legislativas de septiembre, el presidente Javier Milei busca consolidar su liderazgo y ampliar su base de apoyo en la provincia de Buenos Aires para desplazar al peronismo como fuerza política dominante. En este escenario, la analista política Mariel Fornoni analizó el perfil del electorado que respalda al presidente y señaló: “Hoy no tienen problema en decir que están más posicionados a la derecha. Para muchos jóvenes, ser de derecha es ‘cool’”, en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

La analista política Mariel Fornoni es socia directora de la consultora de opinión Management & Fit. A lo largo de su formación, se graduó en la Universidad Nacional de Mar del Plata, se doctoró en Economía en la Universidad de Valencia y estudió Economía y Comportamiento en la reconocida London School of Economics and Political Science. Desarrolló su carrera docente en la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde había estudiado, y en la Universidad Di Tella.

¿Crees que se va a trasladar a los votos, de manera real, lo que las encuestas indican que es apoyo a Milei? Tengo entendido que entre los que le dan más apoyo a Milei está Management & Fit, y yo a veces me pregunto qué va a pasar en el gobierno si, en lugar de sacar 50% de votos —que es lo que normalmente aparece en las encuestas— termina sacando 38. ¿Qué va a pasar el día siguiente? ¿Cómo se traspasa apoyo a votos?

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Sí, la verdad que es distinto. Y también es cierto que las encuestas, hasta el momento, están midiendo al gobierno prácticamente solo. Es decir, nosotros estamos midiendo a un gobierno prácticamente contra espacios que son una utopía, por lo menos hasta ahora, porque de alguna manera todavía no sabíamos qué iba a hacer el peronismo. Y creo que todavía no lo sabemos. Porque las peleas que hubo con el cierre de listas dentro del peronismo —que normalmente es mucho más pragmático y que se alinea detrás de una victoria— muestran, y le muestran a la gente, un panorama de una oposición que es poco sustentable en el tiempo. Porque, si uno quisiera votar una fuerza que le haga fuerza al gobierno… bueno, una cosa es una fuerza unida que va a votar en contra de algunas cuestiones, y otra cosa es una fuerza totalmente dividida.

Entonces, hoy el gobierno tiene, en nuestros números, 47% de aprobación. Cayó 3,7 el último mes, también cayeron las expectativas cerca de dos puntos. El tema es que prácticamente lo estamos midiendo contra nada, ¿no? No hay otros jugadores. Ahora, normalmente, en las elecciones legislativas el voto se abre un poco más, se dispersa un poco más. Hoy, midiéndolo como lo estamos midiendo, reunión con el PRO y La Libertad Avanza está, en la provincia de Buenos Aires, cerca de los 44 puntos. Yo creo que 40 puntos sería una muy buena elección para el oficialismo, ¿no? Producto de que probablemente después se termine abriendo un poco más ese caudal.

Ahora, este es el punto: el gobierno, hasta ahora, ha venido estos 18 meses legitimando las medidas que tomaba por las medidas de las encuestas que lo daban apoyándolo. Es decir, continuamente mostraba: “Hago el RIGI, hago determinadas reducciones de costos y siempre la sociedad me apoya”. Es decir, lo que legitima lo que está haciendo el gobierno no es simplemente su propio voto en el año 2023 —en el que, personalmente, el gobierno obtuvo solamente el 30% de los votos—, sino que luego las encuestas seguían mostrando que mantenía ese 56% que sacó en el balotaje. Quiero decir que, si ahora, en las elecciones, obtiene el 38, me da la sensación de que va a haber un shock. Porque las encuestas le siguen dando bien. Quiero decir: está bien, bajó un punto y medio, pero 46 sigue estando muy bien. Si eso luego, en términos de elecciones, da 38, va a ser un problema, ¿no?

Sí, probablemente. Siempre que las expectativas son altas, después, cuando la realidad no te acompaña, la caída es fuerte, y eso es cierto. Creo que también las encuestas se van a acomodar un poco en función de lo que vaya pasando cuando las listas estén más claras, ¿no? Hoy hay mucha gente que no sabe ni entiende qué es lo que está votando. De hecho, también es rara la situación de que la provincia de Buenos Aires se mida en una fecha diferente a las elecciones nacionales, y eso hacía mucho tiempo que no pasaba.

Entonces, la gente tiene un poco de confusión con qué es lo que se está votando, cómo se está votando. Pensemos también que hay candidatos que hace dos años competían unos contra otros de forma directa y hoy van en la misma lista. Y otros que iban en la misma lista y hoy compiten de forma directa.

Más allá de eso, también hay otro tema que tiene que ver con la asistencia, que también es otro tema. Uno no sabe qué es lo que puede pasar. Es decir, cuando hacemos las encuestas, medimos una muestra que es proporcional por sexo, por edad, por región en la que vive, y demás. Y después eso no sucede. Porque lo que nosotros vemos es que, cuando vos tenés un 50% de asistencia a votar, el 50% no está distribuido homogéneamente como la población. Por ahí vota más el Gran Buenos Aires que el interior de la provincia de Buenos Aires, o al revés. O por ahí votan más los jóvenes.

Nosotros estamos viendo un comportamiento que se asemeja más a los países donde el voto no es obligatorio.

Me parece que hay un punto crucial: en la Argentina, cuando votaba el 85% de la gente, no importaba. ¿Cómo hacen los estudios de opinión pública y de elecciones en los países donde las elecciones no son obligatorias para representar al que va a votar y no al total de la población indiscriminadamente? Porque supongo que ese es un punto que los norteamericanos y muchos países latinoamericanos tienen que tener resuelto, porque es una novedad en Argentina, pero es lo normal en otros países. ¿Cómo hacen las encuestas allí?

Lo que pasa es que la gente que no vota, dice que no vota. Y acá dicen que votan y después no van a votar. Esa es un poco la diferencia. En otros países hay que anotarse previamente. Si vos ya no estás anotado para votar, no podés hacerlo. O sea, tenés que… como acá el padrón es el padrón, allá el padrón es de los que se anotaron para votar. Acá la gente dice que va a votar. De hecho, nosotros, casi el 80% de la gente dice que va a ir a votar, y después no va.

En tu último estudio decías que seis de cada diez jóvenes se identifican con la derecha. ¿Percibís que eso continúa siendo así? ¿Que el sector más fuerte de apoyo al gobierno está entre los jóvenes?

Sí, sí, sigue estando entre los jóvenes. Nosotros lo que vemos —porque es algo que antes no era muy políticamente correcto, decir que era de derecha—, la gente se situaba como mucho en el medio. Sobre todo los jóvenes. Y hoy no tienen ningún problema, cuando uno les dice dónde se posicionan, en decir: “Estoy más posicionado en la derecha”. Entonces, eso me parece que fue un cambio.

Lo que pasa es que también hay que entender que, así como la sociedad viene cambiando, nosotros vamos a tener un padrón, en la próxima elección —bueno, en esta es casi el 50—, en la próxima elección presidencial el 53% de los votantes van a tener menos de 30. O sea, hasta 39 años, menos de 40 años.

Me quedo allí también con que a lo mejor es “cool” decir que se es de derecha si se es joven. Pero, ¿cuánto hay de pertenencia? De hecho, los jóvenes son los más influenciables por cuestiones de moda y de pertenecer, y de representar en su identidad a una generación. Y probablemente allí haya un efecto contagio también, ¿no? Es imposible, obviamente, predecir el futuro. Pero las expectativas que tiene el gobierno de arrasar en las elecciones es un hecho objetivo. Ellos tienen la expectativa de arrasar, y se comparan con lo que las encuestas dicen de apoyo al gobierno o al presidente. Luego, si esa realidad llega a ser diferente, va a tener un efecto político. A eso me refería: es la diferencia entre la percepción que tiene el gobierno —porque el gobierno cree que las encuestas son los votos, para decirlo de alguna manera— y dice: “Vamos a arrasar en las elecciones”. Y vos estás diciendo: “Miren que las encuestas no son —o el apoyo a un gobierno no son— los votos. Luego puede caerse su ego, como decían siempre, desde muy alto”.

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También es cierto que, bueno, si uno dice: “Y la verdad que en estas elecciones voy a perder algunos votos en relación…”, obviamente que ellos van por todo, ¿no?, que van a ganar. Y eso es lo que envalentona, y por ahí sienten que los jóvenes se van a sumar a esa cuestión que sigue siendo cool”, de votar derecha, de votarlo a Milei. También hay que ver cuánto de lo que dicen realmente lo creen, y cuánto no. Si realmente creen lo que dicen.

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