Marcos Rojo ya se entrena con la ropa de Racing. El exjugador de la Selección Argentina tuvo este domingo su primer día de trabajo en el Predio Tita Mattiussi, apenas horas después del empate 1-1 de la Academia frente a Boca en La Bombonera. Sin embargo, su llegada quedó atrapada en un verdadero laberinto reglamentario que podría dejarlo sin jugar la mayor parte del semestre en el torneo local.
El problema radica en que Rojo rescindió contrato con el Xeneize después del 24 de julio, fecha límite para el cierre del libro de pases en la Liga Profesional. El artículo 19.2.4 del reglamento exige que un jugador libre se desvincule antes de esa fecha para poder ser inscripto; como no se cumplió, el defensor quedó inhabilitado para disputar el Clausura y genera mucha preocupación puertas adentro.
Distinto es el panorama en la Copa Argentina y la Copa Libertadores, donde sí está habilitado y podrá jugar sin problemas mientras el equipo siga con vida. En el certamen doméstico, Racing espera rival en cuartos de final entre River y Unión, mientras que en la competencia continental enfrentará a Peñarol en octavos.
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En Avellaneda no se resignan. Se analiza desde un recurso de amparo hasta encontrar algún vacío legal que habilite su fichaje, aunque eso implicaría evitar cualquier negociación con Boca. Las chances de un préstamo son mínimas: la relación entre Rojo y el club de la Ribera terminó tensa, y el propio entorno del jugador descarta un acuerdo sencillo.
Puertas adentro, la bronca es grande. El vínculo de Rojo con Racing es hasta diciembre de 2026, con cláusulas ligadas al rendimiento, por lo que resolver este error administrativo será clave para no hipotecar su participación en la temporada.