El recientemente designado presidente del Instituto de Seguridad Social y Seguro (ISSyS), Martín Sterner, reconoció que sus primeros días al mando han sido en «circunstancias adversas». El eje del problema no radica en la ausencia de dinero sino en su fluidez. «Es un problema financiero para trazar una línea divisoria entre la solvencia económica y la disponibilidad inmediata de fondos para honrar los compromisos con clínicas, farmacias y médicos”, explicó en Sin Hilo, por Canal 12.
En ese marco, describió un efecto dominó donde la desaceleración de la economía nacional impacta en los ingresos de la provincia y los municipios que son los principales sostenedores de SEROS. «La obra social es reflejo de este momento restrictivo», afirmó, graficando cómo la caída en regalías y coparticipación se traslada al Instituto.
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Sterner detalló que este escenario genera «retrasos financieros en el circuito de los fondos», un fenómeno que, según dijo, es «claro y observable en la calle».
La provincia y los municipios – afectados por la misma restricción – ven comprometida su capacidad para realizar los aportes patronales a tiempo, consideró.
Hasta ahora, los prestadores habían mostrado un «acompañamiento y un entendimiento» con el sistema. Sin embargo, reconoció que – en diciembre – se tocó un “punto de quiebre” por el impacto de los aguinaldos que tensionó la caja. «Llegamos a un punto donde hubo interrupciones de prestaciones», confirmó con franqueza el funcionario.
“PRONTO VAMOS A LLEGAR UN ACUERDO CON LOS PRESTADORES DE SEROS”
Sobre la salida, dio noticias alentadoras: tras una «muy buena reunión» con representantes de las clínicas y anticipó que este viernes se reunirá con los médicos. «Pronto, vamos a llegar a un acuerdo con los prestadores de SEROS», vaticinó.
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Sterner enumeró las vías transitorias: solicitar el reintegro (para quienes tienen ese beneficio), recurrir al sistema público de salud para contención o confiar en la «flexibilización» que muchos profesionales aplican en casos de urgencia vital.
«Se reflejan estas pequeñas ayudas que nos van dando en este contexto de conflicto», valoró.
El diálogo con los prestadores, insistió, se basa en un «principio de responsabilidad compartida». «Si el sistema subsiste, le sirve a todos y si el sistema explota, nos perjudica a todos», argumentó.
Reconoció la dependencia mutua al señalar que, para muchos médicos, Seros representa entre el 50% y el 70% de sus ingresos.
SITUACIÓN EN LOS MUNICIPIOS
Sobre el rol de los municipios, aclaró que no hay una situación uniforme. Algunos, tras ponerse al día, volvieron a caer en incumplimiento. Recordó que la ley permite el descuento automático de las deudas de la coparticipación pero – si ese ingreso municipal se contrae – el pago se retrasa inevitablemente.
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Para evitar malentendidos, hizo una distinción técnica crucial: los aportes personales de los afiliados «se han cumplido» religiosamente. Los retrasos, explicó, afectan a las contribuciones patronales de los empleadores (provincia y comunas). En particular, negó de plano que los fondos de la obra social se desvíen a otros rubros.
Al ser presionado sobre los plazos de pago, Sterner reconoció que con las farmacias se superaron los 100 días de deuda, una situación que declaró «regularizada».
En este punto, agradeció la buena voluntad de los farmacéuticos y adelantó que el objetivo ahora es establecer un calendario de pagos previsible y cumplible para el resto de los prestadores.
CAJA DE JUBILACIONES
Sterner confirmó sin ambages la existencia de un déficit que se arrastra desde 2017 en la Caja de Jubilaciones.
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Pero lejos de atribuirlo a una mala administración coyuntural, el presidente del ISSyS lo enmarcó en un problema de escala global.
Lo definió como una «tendencia mundial» impulsada por dos factores demográficos clave: el aumento de la expectativa de vida y la caída en la natalidad.
«Los sistemas jubilatorios están en una atención estructural», afirmó. A esta presión mundial, se suman «particularidades» del sistema chubutense que hacen visible y profundo un déficit que exige una discusión ardua pero ineludible.
Sterner lanzó la advertencia central: «En algún momento se va a tener que plantear una revisión del sistema jubilatorio para hacerlo sostenible».
El objetivo último, subrayó, debe ser que «llegar a jubilarse» siga siendo «una aspiración legítima de cualquier trabajador» de la provincia.
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El esquema actual «va a necesitar el apoyo externo», es decir, financiamiento que exceda lo recaudado por los aportes algo que ya ocurre y se suple con renta general.
La exposición de Sterner cumplió un doble propósito: por un lado, transparentar las complejidades detrás del conflicto inmediato con SEROS, ofreciendo plazos y explicaciones técnicas. Por otro lado, se encendió una luz de alerta sobre un problema estructural de larga data que compromete el futuro previsional de los chubutenses.
Su gestión se perfila como un equilibro entre la emergencia cotidiana –desbloquear pagos, restablecer la cobertura y normalizar los servicios con los medicamentos– y la planificación de un futuro incierto para la seguridad social en su conjunto.
Los próximos días serán cruciales para evaluar el éxito de su promesa de normalizar Seros. Pero, más allá de ese plazo, su advertencia sobre las jubilaciones ha instalado en la agenda pública un tema que ya no admite más postergaciones.