Mas Noticias

La catarsis agitada de Javier Milei y el último tiro que Karina prepara contra Mauricio Macri

El domingo pasado a la noche, a solo horas de la liberación del cepo cambiario, un importante banquero buscaba distraerse en la previa del recital de Los Piojos, en Tecnópolis. El VIP del Quilmes Rock, montado a metros del escenario, albergaba a distintos protagonistas del Círculo Rojo junto a sus familias, que se encontraban de modo fortuito en la cola para pedir sushi y reponer los vasos con cerveza. No era el ambiente propicio para pensar en el rumbo de la economía, pero quienes reconocían al hombre de negocios no podían evitar preguntarle: ¿Y? ¿A cuánto abre el dólar mañana? El banquero contaba que había atendido llamados de varios funcionarios de la Casa Rosada y transmitía una proyección: “El dólar estará el primer día entre los 1.200 y 1.300 pesos y luego, según el Gobierno, irá bajando hasta anclarse más cerca del piso de la banda”.

El lunes, cuando cerraron los mercados, las pizarras de la city marcaron que el valor de la moneda estadounidense ascendía a $ 1.233. “Ganamos”, dijeron en la cima del poder, entre eufóricos y exagerados, como si fuera cosa juzgada. Desde entonces, los principales funcionarios y el aparato de propaganda iniciaron un rito de autocelebración, pero también de venganza, una venganza enfocada en quienes cometen el pecado de cuestionar la política libertaria con o sin buena intención, da lo mismo. La embestida contra periodistas y economistas se profundizó el martes, cuando el dólar se mantuvo estable, y terminó de agudizarse el miércoles, con el dólar en $ 1.135. La profecía cambiaria se había cumplido.

Pudo haber sido una semana de paz para el mileísmo, de alivio, acaso de recogimiento político. Milei podría haberse exhibido magnánimo frente a una salida del cepo no traumática, pero eligió (o no pudo evitar) repetir sus reacciones agresivas, inscriptas ya en una modalidad caracterial. El enojo suele actuar en él, aun cuando está de festejo, como una descarga de tensión emocional.

La ansiedad lo atravesó en los últimos meses. Desde su polémico discurso en el Foro de Davos -cuando se enredó al hablar de la comunidad homosexual y de la cultura woke- hasta el punto de inflexión que marcó el estallido del caso $Libra -en el medio hubo sangría de reservas en el Banco Central y la inflación mensual se incrementó al 3,7% en marzo-, lo colocaron por primera vez a la defensiva, con pérdida de popularidad y desconcierto en la conversación pública. La Libertad Avanza resignó la hegemonía en las redes y el control de la agenda de los medios tradicionales.

La puesta en marcha de una medida largamente esperada por el establishment después de que Mauricio Macri levantó el cepo a principios de su mandato y debió instalarlo de nuevo en septiembre de 2019, vuelve a mostrar al Presidente con dominio de la escena y al frente de lo que él llama la batalla cultural. Así, el estilo Milei de confrontar contra quienes se oponen a su modelo o, simplemente, plantean dudas, emergió como nunca.

Hay quienes, en la intimidad de los despachos que están cercanos al del primer mandatario, preguntan de tanto en tanto si es necesario el combate permanente, la fabricación de enemigos que luego se vuelven un obstáculo para la gestión o el avance de los proyectos parlamentarios. Uno de los funcionarios que mejor lo conoce ofrece esta respuesta ante la inquietud de Clarín: “¿Vos querés que deje de ser el león libertario?”

Milei llamó a sus críticos “mandriles inmundos”, “imbéciles” y “envenenadores” y hasta pidió, con una frase de tipo futbolera, que “vayan a buscarla al ángulo”. La victoria le resulta insuficiente si no hay denigración del otro. Dedicó largos tuits y retuits para confrontar con Carlos Melconian, Hernán Lacunza, Martín Guzmán y Marina Dal Poggetto entre otros, y fue y vino con cuestionamientos hacia varios periodistas -también, como ya es habitual, contra FOPEA- durante las cuatro horas y media de entrevista con Alejandro Fantino.

A veces, más allá del tono agresivo, lo hace con argumentos entendibles desde el punto de vista económico y, también es cierto, contradiciendo pronósticos catastróficos que se han hecho sobre la actual administración por parte de ciertos economistas y que nunca se cumplieron; en otros, ridiculiza a los atacados no por sus opiniones profesionales sino con alusiones infantiles referidas, por ejemplo, al color de pelo o al apellido. Es como si su objetivo final fuera siempre la exposición de un vencedor y un vencido y, si es exponiendo la cabeza del supuesto vencido -para regocijo de sus feligreses-, mejor.

En el seno de su equipo sostienen que esas disquisiciones en las que abundan los periodistas sobre el comportamiento presidencial son ajenas a la sociedad. Que, al cabo, lo que importa es si la economía mejora. “Lo material es lo único que prevalece y lo que va a pesar en las urnas cuando la gente vaya a votar”, razona un integrante del Gabinete.

Bajo ese precepto trabajan Karina Milei y Santiago Caputo cuando diseñan las listas y la estrategia de campaña. En ese esquema, ambos prescinden de Macri. Lograron convencer a Milei de que el presidente del PRO no puede estar en la foto ni en un armado que los ponga en igualdad de condiciones. Karina ya resolvió que en la provincia de Buenos Aires los candidatos irán con el sello de La Libertad Avanza; es decir, los postulantes macristas, si se cristaliza la alianza, deberán ir con el color violeta. Un sapo demasiado grande para Macri, que siente que ayudó a ganar a Milei en el balotaje contra Sergio Massa y que le posibilitó sacar leyes y defender los DNU en el Congreso.

Hace quince días, Macri convocó a Diego Santilli a su casa de Acassuso para preguntarle si había cerrado, a sus espladas, un pacto con Milei. Fernando de Andreis estaba como testigo. Lo mismo hizo Macri después con Cristina Ritondo, dos peronistas que llegaron al PRO hace dos décadas. Santilli y Ritondo conforman, junto al intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, un triángulo que ya está jugado a hacer una alianza con LLA. Santilli suele exponer que la división favorece al kirchnerismo y que a él no le sirvió de nada ganar las elecciones de medio término de 2021 porque, dos años más tarde, la oposición se dividió y volvió a imponerse Axel Kicillof.

Macri pone el grito en el cielo. Siente que lo ningunean y, la verdad, hace bien. Más de una vez los rebeldes del PRO le hicieron creer que estaban por reunirse con tal o cual funcionario libertario, simulando que esperaban su consentimiento, pero resulta que esas reuniones ya habían existido. Pasó hace muy poco de nuevo. El salto de Santilli, Ritondo y Montenegro está cerrado. Habrá que ver de qué se disfrazan cuando los llamen para la foto de cierre de campaña con Silvia Lospennato, la candidata de Macri en la Ciudad que enfrenta a Manuel Adorni y a Leandro Santoro.

Milei desafía a Macri en la Ciudad y a Cristina Kirchner en la Provincia. En tierra porteña, según sus armadores, alcanza con pelear el primer lugar; del otro lado de la General Paz solo conciben un triunfo, sobre todo si Cristina no llegara a ser candidata en las nacionales de octubre. La jefa del peronismo evalúa presentarse el 7 de septiembre como candidata a legisladora bonaerense por la Tercera Sección electoral. Si eso ocurriera, propondría que Sergio Massa fuera en la Primera. No se sabe si lo impulsa para mejorar sus chances o por maldad.

Cristina apuesta a que la salida del cepo sea un fracaso. ¿Por qué? Porque coincide con Milei en que la economía manda a la hora de las elecciones. Sostiene que la devaluación, por grande o chica que resulte, se trasladará a los precios. Los bolsillos, es cierto, están al límite. Eso explica la reacción oficial cuando los supermercadistas se plantaron frente a los proveedores. que quisieron renovar los productos con subas muy altas. Si los mercados se tranquilizasen y en algunos meses la inflación tendiera a la baja, las expectativas electorales de la Casa Rosada podrían crecer fuerte.

Las diferencias de Cristina con el modelo libertario son notorias, pero no le impiden reconocer ciertos logros que van por fuera de los números. “Lo que hizo con los piquetes en la 9 de Julio estuvo perfecto”, le han oído varios intendentes. “Tiene iniciativa política”, le reconoce.

Uno de ellos le preguntó qué sería del peronismo si la economía se acomodara. Cristina le respondió que no hay posibilidades de que eso ocurra. Y dijo que hay que armar un proyecto para 2027.

¿No tenés miedo de que en el medio te quieran meter presa? —se animó uno de sus interlocutores.

Cristina lo miró fijo.

No, para nada —dijo, y cambió el tema de la conversación.

Más Noticias

Cuándo es la próxima carrera de la Fórmula 1 y qué posibilidades hay de que corra Franco Colapinto

20/04/2025 15:41hs.La triple fecha de la Fórmula 1 llegó a su fin con el GP de Arabia Saudita que concluyó con triunfo de Oscar...

Se completa la quinta fecha del Apertura A del fútbol comodorense

(Pasta de Campeón - ADNSUR) Ayer comenzó la quinta fecha del torneo Apertura A de la Liga de Fútbol de Comodoro Rivadavia, donde la Comisión de...