ECONOMÍA
La empresa dejará solo la Kangoo en producción y la planta local pierde cada vez más puestos de trabajo
La planta de Renault en Córdoba atraviesa una transición marcada por la caída sostenida del empleo y el estancamiento en su producción. La única línea activa será la del modelo Kangoo, mientras se posterga el arranque de una nueva camioneta sin fecha concreta de inicio. En lugar de adaptarse a una industria globalizada, el gremio reclama más intervención estatal para sostener el esquema actual.
El número de operarios pasó de 1.700 en 2021 a 1.100 este año y todo indica que esa cifra seguirá en baja. La salida de camiones con producción disminuyó drásticamente, lo que refleja una actividad paralizada. La empresa ya aplicó suspensiones rotativas durante meses, y prepara nuevos planes de retiro voluntario.
Las perspectivas no son alentadoras: la Nissan Frontier dejará de producirse en noviembre y Renault suspenderá en 2026 los modelos Alaskan, Logan y Sandero. La producción quedará reducida a una sola unidad y sin horizonte definido para los nuevos proyectos. Sin embargo, los gremios no impulsan reformas estructurales sino medidas que mantengan el statu quo.
“Es una situación muy compleja: con suspensiones rotativas desde hace más de un año; la aplicación de retiros voluntarios y prejubilaciones hace algunos meses y la decisión de no renovar contratos”, reconoció Maximiliano Ponce, secretario general del Smata. Pero lejos de promover modernización o flexibilización, propone redoblar la intervención del Estado.
| La Derecha Diario
Un gremio que insiste en sostener lo insostenible
“Con la apertura de la importación la realidad cambia, por eso insisto en que hay que regularla para hacer las modificaciones necesarias para ser competitivos”, declaró Ponce. Pero regular no es competir: es preservar una estructura que solo subsiste gracias a barreras artificiales y subsidios permanentes. En lugar de fomentar eficiencia, se premia la dependencia del sector público.
La industria automotriz argentina fue durante décadas un bastión protegido, pero esa lógica hoy se agota frente a un mercado abierto y consumidores más exigentes. La intención de “retener operarios hasta que llegue el nuevo modelo” implica sostener empleo improductivo a costa de la sociedad. Mientras tanto, se posterga la reconversión tecnológica y la inserción real en cadenas globales.
La nueva camioneta de Renault anunciada hace meses sigue sin fecha firme y apenas promete actividad para dentro de 18 meses. Los trabajadores que se capacitaron podrían encontrar mejores oportunidades si no estuvieran atrapados en un esquema corporativo que los convierte en rehenes. La capacitación no se pierde: se desperdicia si se la condena a la espera.
La defensa gremial del modelo actual choca con la realidad de una economía que busca competitividad sin privilegios. El modelo Milei apunta a eliminar distorsiones, abrir mercados y reducir el peso del Estado. Pero desde el gremio insisten en más regulaciones, sin asumir que esas mismas políticas son las que llevaron a la crisis actual.
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